
Definimos “LENGUAJE” como un sistema de signos (lingüísticos o no) regidos por un conjunto de reglas convencionales, cuya función primaria es la comunicación entre seres conscientes (personas o animales).
(Subsidiariamente, “lengua” sería una actualización de un lenguaje, y “habla” una actualización de una lengua -desde Searle se usan los “actos de habla” como la categoría semiótica fundamental-).
Veamos en primer lugar las diferencias entre el lenguaje humano y el animal:
1. La primera es que el lenguaje humano es articulado; es decir, posee unas unidades mínimas de significación (monemas) con las que se construyen otras más complejas (palabras, sintagmas u oraciones), por lo que el número de mensajes que puede producir es virtualmente ilimitado.
2. El lenguaje animal está compuesto de “señales”, que tienen carácter innato, que son respuesta a estímulos o expresan ciertos estados de ánimo, y que no tratan de influir sobre sus congéneres.
Pero el lenguaje humano está formado por “símbolos”, que han de ser aprendidos, que no se producen necesariamente como respuesta a estímulos o para expresar estados de ánimo, y que pueden tratar de influir sobre los demás humanos.
3. Y además, el lenguaje humano no es extrínseco al pensamiento.
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